Neobotik es una compañía nacida de la pasión por la robótica colaborativa. Tras once años como director de oficina en Banco Santander, David Muñoz, su fundador, aprendió a programar un cobot de Universal Robots en el garaje de su casa y, desde entonces, se ha ido ganando la confianza de múltiples empresas, especialmente agroalimentarias, que deseaban mejorar su competitividad.
Uno de los mayores logros de la joven compañía fue instalar en la empresa alimentaria COVAP un cobot de oro, el robot número 25.000 vendido por Universal Robots a nivel mundial.
De la implicación del equipo de Neobotik con cada proyecto de automatización, nació Pallbotik, una solución robótica hecha a medida de las empresas con necesidad de optimizar sus procesos de paletizado. Sus creadores defienden que aún queda mucho camino por recorrer en la industria española. Conservan intacta la ilusión por transitarlo acompañados de los cobots.
Entrevista a David Muñoz, fundador de Neobotik
- ¿Recuerdas cómo fue tu primera toma de contacto con un robot colaborativo?
En el año 2016, cuando todavía trabajaba en el banco, solicité dos días de vacaciones a mi empresa, cogí el coche y desde Huelva puse rumbo a Madrid para ir como visitante a la primera edición de Global Robot Expo, donde estaba presente un distribuidor de Universal Robots. Allí pude ver y tocar un robot colaborativo UR. A partir de esa visita, pensé en cambiar mi trayectoria profesional y decidí que quería dedicarme a integrar estos robots colaborativos en las industrias.
- Dejaste tu empleo en el sector financiero para fundar Neobotik. ¿Qué te impulsó a iniciar esta aventura?
Llevaba ya once años trabajando en el banco y, después de haber pasado por tres direcciones de oficina, había alcanzado a los 35 años la meta que les propuse a mis padres once años antes: ser director de oficina principal en Huelva para la mejor entidad financiera. Ya no tenía la motivación necesaria para seguir con lo que estaba haciendo; sentía la necesidad de darle un giro a mi vida profesional.
Cuando tuve la primera toma de contacto con un robot colaborativo de Universal Robots en Global Robot Expo 2016, solamente me hizo falta un día para saber hacia dónde iba a dirigir mi siguiente etapa profesional. Negocié con el banco mi baja voluntaria y, con el dinero del acuerdo, me compré un robot UR10 de Universal Robots y muchos accesorios que ni siquiera sabía utilizar. Recuerdo que tuve el robot cerca de tres meses en el garaje de mi casa. Lo encendía y apagaba todos los días porque no sabía programarlo, hasta que decidí aprender programación y la verdad es que me resultó fácil dar mis primeros pasos con el robot de Universal Robots.
Compré cajas de cartón vacías para hacer mis primeras pruebas en casa y pronto empecé a hacer demostraciones a las empresas de aplicaciones de paletizado. Montaba el robot en el coche e iba llamando a la puerta de diferentes empresas de Huelva para que me permitieran demostrarles el funcionamiento del mismo y cómo podía solucionarles y automatizarles algunas tareas. Me resultaba mucho más divertido que lo que había estado haciendo durante mis once años en el sector financiero.
Universal Robots me devolvió la ilusión profesional que había perdido. A la gente le gustaba cuando le enseñaba los cobots. Yo había sido capaz de programarlos, y por lo tanto, cualquier persona sin conocimientos en programación podía hacerlo igual que yo; el uso de los robots podía estar al alcance de cualquiera. Por otro lado, el coste de inversión era razonable para las empresas y tenía un retorno muy rápido. En definitiva, la robótica colaborativa tenía todos los ingredientes necesarios para convertirse en algo a lo que me podía dedicar el resto de mi vida.
- ¿Cómo detectaste que la robótica colaborativa para pymes era una oportunidad?
- Cuando trabajaba en el sector financiero y cerraba operaciones de financiación con las empresas para compra de maquinaria, solían solicitar plazos de leasing a tres, cuatro o cinco años, lo que indicaba que la amortización de la maquinaria se realizaba en esos períodos. Cuando tuve la oportunidad de conocer el coste de inversión de un proceso de automatización con robots colaborativos y vi que tenía una TIR que no bajaba del 50 % y un retorno en la mayoría de los casos no superior a quince meses, entendí este negocio como una oportunidad para las empresas. Solo había que demostrarles y hacerles ver que el robot era capaz de realizar tareas tediosas y repetitivas que hasta ese momento hacían de manera manual, y que el retorno para ellas sería muy alto en cuanto a rentabilidad y muy bajo en cuanto a plazo.
En una economía globalizada, las empresas necesitan ser muy competitivas para sobrevivir; necesitan producir más, a unos costes menores y con mejor calidad. Los robots de UR son la herramienta perfecta para conseguir estos objetivos en las empresas.
- ¿Cómo conociste Universal Robots y por qué decidiste convertir Neobotik en integrador de nuestros cobots?
Corría el año 2015 cuando ya me rondaba por la cabeza un cambio profesional y un día, realizando una búsqueda en internet sobre empresas de futuro, apareció por casualidad Universal Robots. Entré en su web y vi a qué se dedicaban. Me impactó tanto este tipo de robots que decidí ir a una feria a conocerlos. Incluso llamé a Jacob Pascual Pape cuando yo todavía estaba en el banco para decirle que quería dedicarme a lo que ellos hacían. A partir de allí empezó a fraguarse lo que es Neobotik.
El Banco Santander es una entidad líder en su sector y, si me dedicaba a integrar robots, también lo tenía que hacer con el líder del mercado. Universal Robots lo era en 2016, lo es en 2019 y lo seguirá siendo durante muchos años, por lo que mi apuesta por convertir a Neobotik en integrador de Universal Robots fue clara.
- Preséntanos al equipo que forma parte de Neobotik.
Actualmente trabajamos en la empresa cinco personas incluyéndome a mí: dos automatistas, un ingeniero informático y un ingeniero mecánico.
- ¿Podrías destacar tres logros que haya conseguido la compañía en sus tres primeros años de andadura?
El primer logro fue, sin duda, la venta e integración del primer robot a COVAP. Esto nos ayudó, nos dio ánimo y confirmó que íbamos en la dirección correcta. El segundo logro fue dar con las personas adecuadas para mi equipo, lo que me ha permitido sentar las bases de lo que es Neobotik a día de hoy. El tercer logro ha sido haber tenido la capacidad de diseñar y fabricar una máquina de paletizado, Pallbotik, que ya estamos vendiendo en serie, lo que reduce los tiempos de entrega a nuestros clientes.
- ¿Qué servicios ofrece un integrador de robots colaborativos?
Un integrador de robots tiene que ofrecer asesoramiento desde el primer momento, tanto a nivel técnico como económico, presentando siempre la mejor opción en cuanto a soluciones de automatización que sean rentables para el cliente final.
- Uno de los proyectos más ambiciosos que habéis impulsado es la automatización del proceso de envasado en COVAP. ¿Qué retos os planteó este proyecto y cómo los solventasteis?
COVAP necesitaba aumentar el ciclo de producción, por lo que instalamos un UR10 con aplicación pick & place para la colocación de bandejas de plástico en la línea de envasado al vacío. El cobot UR10 se integró fácilmente y trabaja junto a los operarios de la línea, acelerando el proceso de envasado y manteniendo los niveles de productividad anteriores en la línea sin afectar negativamente a la calidad del producto ni al entorno de trabajo.
Esta venta constituyó el Golden Robot, es decir, el robot número 25.000 que Universal Robots había vendido a nivel mundial. Para nosotros fue un orgullo conseguir este hecho.
-¿En qué consiste Pallbotik y qué recepción está teniendo?
Pallbotik es una máquina de paletizado configurable. Queríamos seguir con la misma filosofía que Universal Robots en cuanto a flexibilidad, facilidad de programación, seguridad, etc. Para ello diseñamos una máquina que cumple con los siguientes criterios:
- Se puede mover entre las diferentes líneas de las empresas mediante un sistema de anclaje rápido en las instalaciones del cliente y con conexiones rápidas de alimentación eléctrica, neumática y sensórica.
- Cuenta con un software de configuración que próximamente será un producto UR+ y que guía paso a paso a los operarios para configurar los diferentes paletizados en menos de quince minutos sin tener ningún tipo de conocimientos en programación.
- Está fabricada al 100 % en acero inoxidable AISI304 y utiliza componentes de primeras marcas (Siemens, Rittal, SICK, SKF, etc.).
- No ocupa más de cuatro metros cuadrados dentro de la instalación.
- Su retorno de la inversión se sitúa en torno a los 12 o 13 meses.
Desde que presentamos Pallbotik en el mes de mayo, ya hemos vendido seis unidades. La acogida ha sido excepcional y, para 2020, ya tenemos una cartera de pedidos y un objetivo de ventas ambicioso.
- Vuestro trabajo diario implica un conocimiento profundo de las necesidades de automatización en las pymes andaluzas. ¿Qué diagnóstico podemos hacer de la industria regional en este sentido?
Pensamos que en Andalucía está todo por hacer. Uno de los grandes problemas que tenemos es la falta de competitividad empresarial. Poco a poco se están haciendo avances en este sentido, pero queda un largo recorrido. En mi época en el sector financiero tuve la oportunidad de analizar los balances de muchas empresas y analizar los procesos de producción, y existían márgenes de mejora en facturación y reducción de costes. A pesar de tener una buena facturación, había empresas con un margen final reducido. La razón era la falta de automatización. Las empresas estaban preocupadas por la llegada de nuevos competidores al mercado que ofrecían productos de mejor calidad y menor precio dentro de su segmento, y yo les preguntaba: ¿qué está haciendo tu competencia para poder conseguirlo? La respuesta siempre era: la automatización.
Desde Neobotik queremos cambiar los procesos de producción de las pymes para que, mediante el uso de los cobots, mejoren en competitividad. Creemos que los robots de Universal Robots son la herramienta perfecta para conseguir mejoras en costes, mejoras en calidad e incrementos de producción, lo que se traduce en empresas que facturan más al estar automatizadas.
- ¿Qué receptividad generan los cobots tanto en directivos como en empleados?
Los directivos tienen una visión estratégica. Cuando les demuestras que la automatización de tareas mediante el uso de los robots colaborativos es rentable desde el punto de vista económico, financiero y fiscal y que ocupan poco espacio en sus instalaciones, algo muy importante para las pymes, su opinión cambia rápidamente.
Nosotros les presentamos estudios de viabilidad de nuestras soluciones a diez años, en las que obtenemos unos datos de TIR, VAN y payback realmente buenos. Con estos resultados presentados en los estudios de viabilidad de la inversión, la recepción por parte de los directivos es evidente.
Para los empleados la recepción de los cobots es aún mejor, porque se sienten más útiles. No olvidemos que estos equipos no vienen a sustituir a empleados, sino a evitar que los operarios realicen trabajos pesados y repetitivos. Los operarios pasan a realizar tareas de mayor valor dentro de sus empresas y, con los avances que se están introduciendo en cuanto al manejo y programación de los cobots, suben de nivel, ya que usan a diario tecnologías de última generación y son capaces de realizar ajustes y configuraciones en un robot. Es decir, alcanzan una motivación extra que no tenían en el desempeño de sus tareas.
- ¿En qué sectores tiene más margen de crecimiento la robótica colaborativa y por qué?
Pensamos que los finales de línea dentro de las empresas agroalimentarias tienen mucho margen de mejora. Existen tareas como la formación de cajas, encajado, precintado y paletizado que se siguen haciendo de manera manual.
En estos casos la automatización colaborativa se puede implantar fácilmente a unos costes razonables y precisamente por aquí pasa la estrategia de Neobotik. Creemos que este ámbito va a experimentar un rápido crecimiento en los próximos años.
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