Uno de los caballos de batalla de cualquier empresa es el control de calidad, pues es preciso que éste ofrezca unas características específicas donde no se admiten errores por mínimos que sean.
Como todos sabemos, el control de calidad supone el seguimiento detallado de los procesos dentro de una empresa con el propósito de mejorar el producto y/o servicio.
Lo cierto es que un producto defectuoso o que no responda a las expectativas del consumidor puede acabar derivando no solo en devoluciones, sino también en desprestigio empresarial, en pérdida de clientes y en una reducción de los beneficios.
Por lo tanto, la calidad es un auténtico objetivo empresarial pues de ésta puede depender la propia viabilidad de la empresa.
Colaboración que mejora la seguridad y la productividad
Los robots colaborativos pueden realizar tareas repetitivas, monótonas o peligrosas, permitiendo una mayor seguridad para el operario y que éste pueda desempeñar tareas más cualificadas. Los cobots realizan estas tareas de manera uniforme y precisa se destacan por trabajar en esta línea pues siguen procesos exactos con garantía de uniformidad y una calidad.
Estos últimos carecen de las habilidades necesarias para repetir el mismo movimiento durante horas sin perder precisión. Es aquí donde el grado de repetibilidad de hasta +/- 0,03 mm que presentan los brazos robóticos de UR responde perfectamente a estas necesidades, además son capaces de desarrollar esta tarea con rapidez.
Es esta combinación del ingenio humano con la seguridad, rapidez y precisión que permiten alcanzar los cobots, lo que permite acelerar y mejorar la productividad.
A esto se añade que, para hacer posible un control de calidad eficaz, la marca ha incorporado importantes avances en esta materia dentro de los productos de vanguardia incluidos en las soluciones UR+, que permiten personalizar su cobot para que se adapte a las necesidades de la producción
Dentro del showroom online de Universal Robots+ puede encontrar los sistemas de visión que permiten realizar pruebas no destructivas y mediciones en 3D, lo que garantiza la calidad de sus productos, así como aplicaciones que permiten ver desde todos los ángulos imaginables. Pero no solo eso, hablamos de poder “ver” el interior gracias a dispositivos de rayos X que detecten metales donde no debiera haberlos, o quizá de ultrasonidos. O de una cámara termosensible y un generador de calor, si queremos comprobar el aerodinamismo de una pieza.
De esta manera, se pueden identificar aquellos productos que por algún motivo presentan algún defecto antes del empaquetado.
Seguridad en los procesos
En el proceso de control de calidad, seguir al pie de la letra los procedimientos es clave para el resultado final del producto y por tanto para los buenos resultados de la empresa. Con la ayuda de la tecnología de los robots colaborativos, un mismo procedimiento puede repetirse con la garantía de que siempre se va a tener el mismo cuidado en hacer todos los checks necesarios.
Saltarse un paso o alterar el orden en el procedimiento puede tener consecuencias negativas para el resultado buscado en control de calidad, pero la precisión y la programación de los cobots hacen posible la máxima garantía.
¿Cómo mejoran los robots colaborativos la calidad de la producción?
Son varios los motivos que hacen que los cobots de Universal Robots posibiliten dar un paso más en la calidad de la producción:
- Un diseño ligero y compacto que permite que los cobots puedan introducirse en espacios muy reducidos.
- Una cámara de visión puede utilizarse también para realizar pruebas no destructivas y mediciones en 3D. Todo ello permite garantizar la calidad de los productos de cualquier tipo de industria.
- Versatilidad. Los cobots pueden cambiar de proceso de forma rápida y sencilla o reprogramarse para reutilizar programas en tareas recurrentes.
Empresas como Lear Corporation o Continental Spain, son ejemplos de éxito en la automatización de los procesos de control de calidad.
La primera, proveedora a escala mundial en el sector automovilístico, introdujo el modelo UR5 en la cadena de montaje, realizando la doble función de atornillado y supervisión digital de los asientos. De esta manera, el robot aprieta los tornillos en ambos lados del asiento y, en caso de que un asiento los haya perdido, el cobot descarta el producto.
En la segunda, una de las mayores fábricas de azúcar en Europa, los cobots consiguen, no solo realizar el análisis de las 80.000 muestras de remolacha diaria para garantizar que cumplen los estándares de calidad, sino que los propios empleados pueden reprogramar el cobot para que se incorpore a otra tarea en la línea de producción.
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