Hace tiempo que los beneficios de la robótica colaborativa han llamado la atención de los profesionales más allá del ámbito industrial. Uno de los ejemplos más exitosos de los últimos meses es el de Adamo, el robot fisioterapeuta, que ejecuta con precisión milimétrica las terapias manuales establecidas por el profesional sanitario. Lo hace gracias a la combinación de un cobot UR5e, un compresor de aire comprimido, cámaras 3D, sensores de seguridad y termografía.
Adamo ha seducido al sector, ya que apuntala la calidad de los tratamientos, reduce los tiempos de recuperación en dolores de espalda, acorta las listas de espera y digitaliza el historial de cada paciente.
La solución está repleta de posibilidades. De ello hemos conversado con Carlos Jiménez Guajardo-Fajardo, Executive Managing Director de Future Sense (grupo Inspiralia), la empresa que está desarrollando esta innovadora tecnología.
Entrevista a Carlos Jiménez Guajardo-Fajardo, responsable de Adamo
¿Quién es Adamo?
El nombre de Adamo se basa en la maravillosa obra de Miguel Ángel en la capilla Sixtina, donde Dios está a punto de tocar a Adam, hecho a su imagen y semejanza. Queríamos que nuestro sistema robótico pudiera funcionar a imagen y semejanza del fisioterapeuta.
Estamos muy orgullosos de esta innovación mundial. Se trata del primer dispositivo que trata el sistema musculoesquelético de la columna vertebral mediante la robótica colaborativa. Con la aplicación de aire comprimido a alta presión, somos capaces de emular la misma presión que ejerce el fisioterapeuta en terapias manuales para dolores de espalda.
El resultado es un tratamiento 100% seguro en el que el paciente no sufre ningún tipo de dolor y ve cómo se acortan los tiempos de tratamiento.
Además, el robot permite una trazabilidad total gracias a la cual tanto el paciente como el fisioterapeuta pueden acceder a la evolución de la patología, ya que todos los datos que procesa el sistema se guardan en la nube. Nuestro objetivo era desarrollar una solución abierta para desgeolocalizar y reducir la dependencia a la disponibilidad del profesional sanitario.
¿Cómo funciona el robot fisioterapeuta?
Es imprescindible la figura del fisioterapeuta, quien siempre está al mando del robot. Cuando un paciente que sufre dolor de espalda o que ha sido derivado por un médico rehabilitador acude al experto, él hace las preguntas pertinentes, le palpa la espalda y detecta los puntos de dolor y algias. A continuación, marca de forma virtual los puntos a tratar. El sistema Adamo traza esos puntos, los mapea de forma individualizada con cámaras 3D, sensores y termografía, y los memoriza. Después el fisioterapeuta programa la presión que ha de ejercer el brazo robótico, el tiempo y la temperatura en cada punto del tratamiento.
Adamo reproducirá estos movimientos de forma automática y expulsará aire a alta presión cuya temperatura es regulable, para que el paciente tenga una sensación agradable durante la sesión.
Con esta solución, el tratamiento es más efectivo, ya que garantiza que el tratamiento siempre cumpla con precisión las indicaciones iniciales del fisioterapeuta aplicando la presión exacta definida al principio, a no ser que se introduzcan cambios por razones médicas. Esto reduce la duración del tratamiento, que puede pasar de diez a seis sesiones, con lo que la clínica puede tratar a más pacientes.
Asimismo, el sistema robótico no se cansa, con lo cual puede funcionar más horas y tratar a más pacientes al día. Esto repercute en un mayor beneficio para los usuarios, ya que disponen de un horario más amplio para recibir su tratamiento.
¿Cómo surgió la idea de desarrollar esta solución?
Todo surgió cuando un fisioterapeuta español decidió buscar una forma de aumentar el número de personas que podía tratar en un día. Si era capaz de aplicar con aire la misma presión que aplicaba con los dedos obteniendo el mismo efecto terapéutico, podría acortar las listas de espera y, en definitiva, dar un mejor servicio a los clientes. Así se creó un sistema robótico con un formato bastante aparatoso que se probó con buenos resultados en el ámbito hospitalario. Inspiralia decidió invertir en el proyecto para mejorar los procesos y lograr que Adamo fuera más preciso y ergonómico. Muchos fisioterapeutas han aportado su experiencia para conseguir un sistema reducido, menos ruidoso, con cámaras y trazabilidad en la nube.
¿Por qué decidisteis desarrollar la solución con un UR5e de Universal Robots?
Teníamos la premisa de que el robot fuera seguro y 100% colaborativo, y apostamos por la mejor solución del mercado. Para ofrecer un sistema fiable desde el punto de vista médico, teníamos que trabajar con una compañía con experiencia, proyección internacional y servicio de asesoramiento personalizado, como Universal Robots. Somos conscientes de que alguien nos copiará, pero las alternativas a Adamo tendrán brazos distintos, menos certificaciones y una menor seguridad para el paciente.
¿En qué otras tecnologías se basa?
Adamo consta de un cabezal que aplica aire a presión con precisión casi milimétrica en el punto que ha indicado el fisioterapeuta. Cuenta con un compresor de aire capaz de suministrar más de 200 litros por minuto. Además, el cabezal dispone de una cámara termográfica que mide la temperatuta corporal en donde se aplica el tratamiento y recoge datos concretos que se registran sesión a sesión. Gracias al Big Data, Adamo aporta valores objetivos en cuanto a recuperación y disminución del dolor.
Otra tecnología de Adamo es una cámara 3D que mapea al paciente cuando se posiciona en la camilla por primera vez. En las siguientes sesiones, el sistema contrastará la imagen inicial con la actual, para encontrar el punto exacto de tratamiento en la espalda aunque el usuario haya cambiado de posición.
Todo esto se complementa con sensores de seguridad y distancia y un mecanismo de calentamiento a demanda para que el paciente regule la sensación de frío y calor.
Por otro lado, el sistema dispone de un software desarrollado en exclusiva por nuestra unidad de negocio, que es muy intuitivo y permite al fisioterapeuta definir la patología del paciente, adaptar el tratamiento a su criterio profesional y acceder a la evolución del usuario durante su proceso de recuperación.
¿En qué lugares ya se ha probado Adamo y con qué resultados?
Estamos dando a conocer el sistema en el sector. Recientemente lo hemos expuesto en la feria alemana MEDICA y bastantes fisiorapeutas lo han probado; lo ven como un complemento ideal para su trabajo. También hemos hecho una primera aproximación a uno de los mayores grupos aseguradores de salud del país y hemos obtenido una excelente acogida. Tanto es así que ha decidido incluirlo entre sus productos pasar estar a la vanguardia en tratamientos de innovación con un valor añadido para sus clientes.
En paralelo, hemos ganado varios proyectos europeos de financiación y nos encontramos en pleno proceso de certificación como medical device Class IIa, ya que queremos distinguirnos por la máxima seguridad certificada y comercializar el robot fisioterapeuta más allá de spas, gimnasios o clínicas privadas. El proceso de certicicación es un camino difícil que estamos realizando en el Hospital San Pedro (Logroño) con la implicación del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR).
¿Cómo se han tomado los fisioterapeutas la llegada de Adamo? ¿El robot está encontrando resistencia?
Los fisioterapeutas son los primeros que apoyan la solución, ya que no es un sustituto, sino un complemento que facilita su trabajo. De hecho, ellos son al mismo tiempo prescriptores de la solución y pacientes, porque a raíz de su trabajo suelen acabar con dolores de lumbalgia y problemas articulaces en las manos. Han comprobado por ellos mismos que se pueden tratar con Adamo y que, además, pueden automatizar las tareas manuales para dedicar su tiempo a atender y asesorar mejor a un número mayor de usuarios.
Y en el caso de los gestores de clínicas o centros de rehabilitación, ¿qué ventajas están encontrando en Adamo?
Para ellos, Adamo es una innovación tecnológica que les ayuda a aumentar el número de pacientes que pueden atender a lo largo del día y precisar los tratamientos de forma fiable. Hay que tener en cuenta que un robot puede trabajar siete días a la semana llevando a cabo la parte más repetitiva de los tratamientos, lo que permite ampliar horarios y ofrecer más facilidades y comodidad al paciente. Además, aporta una trazabilidad del tratamiento.
¿Cómo se traducen estos beneficios a nivel social?
Sin duda, aplicar técnicas precisas que aseguren los tratamientos va a suponer una mejora para todo el mundo, y más teniendo en cuenta que el dolor de espalda es la segunda causa de absentismo laboral en el mundo, solo por detrás de los constipados.
Pero, además, Adamo informatiza los datos de los pacientes y ofrece, de forma desgeolocalizada, el acceso al historial de cada usuario. Dicho de otro modo, podrás elegir cualquier centro médico que disponga de un sistema Adamo para recibir exactamente el mismo tratamiento que prescribió tu fisioterapeuta.