Más allá de su notable peso específico en el Producto Interior Bruto del país, el sector del metal tiene un papel estratégico en la competitividad de la industria española. Tan pronto influye en el transporte como suministra piezas, maquinaria y componentes a muchos otros sectores. Además, afronta retos globales como la escasez de personal o la transición ecológica. Por esta razón, el desarrollo tecnológico, con la integración de robótica para la metalurgia como principal exponente, encabeza la lista de prioridades del sector.
La escasez de componentes que hemos vivido en tiempos de COVID-19 ha demostrado una cierta vulnerabilidad de las cadenas de suministro, pero también ha abierto el terreno de juego industrial hacia empresas de todos los tamaños y de ámbito nacional que pueden ofrecer la proximidad y la capacidad de adaptarse a los cambios de la demanda como valor añadido.
Ante esta ventana de oportunidad que se ha abierto en el sector del metal, muchas empresas han decidido incorporar soluciones de robótica para la metalurgia. Más concretamente, los cobots han demostrado ser un compañero de viaje muy fiable en tiempos de lotes pequeños de producción, cambios en los planes de fabricación y multiplicidad de referencias de piezas y componentes.
Los cobots, protagonistas de la robótica para la metalurgia
¿Y por qué los brazos robóticos como los de Universal Robots se han convertido en una referencia para el sector metalúrgico? Principalmente, por su capacidad para ajustarse tanto a la situación de los fabricantes como a la demanda de los clientes de la industria del metal.
Por ejemplo, en la búsqueda de la máxima eficiencia y competitividad, una empresa del sector del metal y el mecanizado aspira a producir más en menos tiempo. También necesita poder asumir los pedidos inesperados y los picos de la demanda sin tener que ampliar la plantilla, ya que ese hecho aumentaría los costes de producción, incrementaría los precios y restaría flexibilidad.
Ante esto, los brazos robóticos pueden trabajar de forma ininterrumpida tantos turnos como sea necesario, liberando a los trabajadores de tener que realizar tareas comprometidas para su bienestar físico y otorgándoles un rol de supervisión y de programación.
Sí, programación o reconfiguración, porque la robótica para la metalurgia debería estar preparada para cambiar el tipo de pieza o de componente en el que está trabajando de una manera accesible para cualquier miembro de la plantilla. A través de su consola de programación y de la gama de accesorios y URCaps plug and play de Universal Robots+, modificar el proceso es intuitivo y rápido. De este modo, los cobots pueden trabajar en tareas diversas y adaptarse a la manipulación de materiales diferentes.
Y todo ello, claro está, sin ceder un ápice en calidad. Más bien es al contrario. Los robots colaborativos actúan con una precisión constante de +/- 0,05 mm. En otras palabras, los resultados son uniformes, tanto cuando hablamos de desbarbado como cuando nos referimos a la soldadura, el ensamblado o la alimentación de máquinas CNC.
En efecto, los robots colaborativos no entienden de errores. Si traducimos esto en reducción de piezas en mal estado, en el máximo aprovechamiento de las materias primas o en la confianza y fiabilidad que podemos aportar a nuestros clientes, caeremos en la cuenta del retorno económico que supone contar con un robot para la metalurgia de estas características.
Robótica para la metalurgia dirigida a las pymes
No negaremos que la automatización sigue siendo una asignatura pendiente para la pequeña y mediana empresa. También en el ámbito de la metalurgia. Muchas veces los empresarios consideran que incorporar robótica para la metalurgia pertenece al terreno exclusivo de las deslumbrantes compañías multinacionales.
Es momento de cuestionar los falsos mitos. Por muchas razones, la robótica colaborativa es apta para las pymes. La rapidez de su instalación y puesta en marcha facilitan y abaratan la integración. También lo hace la capacidad de los cobots para trabajar con seguridad en espacios reducidos, sin exigir que las empresas inviertan en vallado de protección.
Finalmente, la capacidad de los cobots para asumir grandes volúmenes de producción de manera continuada y uniforme, a la par que versátil, sin exigir un aumento de la plantilla, hace que el retorno de la inversión pueda ser de alrededor de un año.