La capacidad de adoptar soluciones automatizadas por parte de una empresa ha devenido uno de los factores de diferenciación más determinantes para su crecimiento. En este sentido, la implementación de la automatización colaborativa desencadena diversas ventajas competitivas con las que una compañía puede diferenciarse respecto a la competencia y sobresalir.
Fue el economista estadounidense y profesor de la Universidad de Harvard, Michael Porter, quien a mediados de 1980 desarrolló el concepto de la ventaja competitiva. La planteó como una característica exclusiva de una compañía valorada por el consumidor que le permite diferenciarse respecto a la competencia.
Contar con los precios más bajos, tener acceso a mano de obra cualificada, entregar los pedidos más rápido que otras empresas del mismo sector, un servicio de atención al cliente especialmente diligente, unos acabados perfectos o un diseño único pueden ser la base de una ventaja competitiva. De lo que trata cualquiera de estos atributos es de ofrecer un valor añadido que otorgue una posición de liderazgo a la compañía que ha tenido al acierto de sembrarlo, desarrollarlo y consolidarlo.
Extrapolando el concepto a nivel de ciudad o país, también podríamos hablar de ventajas competitivas conjuntas de una geografía: el acceso al talento, el clima, el ecosistema emprendedor, los costes salariales ajustados, la colaboración entre empresas y universidades, las ayudas públicas para la digitalización o el acceso a las nuevas tecnologías pueden construir ventajas competitivas de gran valor respecto a otros territorios.
Cómo se desarrollan las ventajas competitivas
Según Porter, las ventajas competitivas pueden clasificarse en dos tipos:
- Diferenciación por precio.
- Diferenciación de producto
El factor precio como ventaja competitiva
Competir en precios está íntimamente ligado con la innovación tecnológica. Y es que cuando aumentar la producción equivale a incrementar los costes de mano de obra, ofrecer precios competitivos se convierte en una quimera.
En cambio, al implementar soluciones automatizadas, una empresa es capaz de aumentar su productividad, reducir el índice de productos defectuosos, mejorar el rendimiento general de los equipos y, en definitiva, dar salida a ciclos de producción con alta cadencia de artículos sin que ello implique aumentar los costes productivos de una forma exponencial.
Los beneficios de las soluciones automáticas se manifiestan con claridad en la gestión de las tareas repetitivas, que además suelen ser especialmente duras para los trabajadores. Pensemos en las operaciones de encajado o de paletizado, en la dispensación de adhesivo, en la colocación de piezas en un centro de mecanizado... El hecho de contar con soluciones automáticas que efectúen estas labores tediosas mientras los operarios se encargan de supervisar el conjunto, y que incluso puedan hacer un turno de trabajo adicional por la noche, es un acicate para la competitividad general de la compañía. Competir en precios es, por tanto, factible.
De los muchos ejemplos que nos pueden ayudar a visualizar esta estrategia, os proponemos el caso de la compañía de logística multicanal DCL Logistics. Gracias a un cobot UR10e de Universal Robots, consiguió aumentar un 500% la eficiencia en la preparación de pedidos, al tiempo que disminuyeron un 50% sus costes laborales y la precisión de los envíos alcanzó el 100%.
¿Cómo fue posible? La aplicación instalada es capaz de llevar a cabo el trabajo de picking que anteriormente requería la presencia de cinco trabajadores. Además, está diseñada para trabajar 24 horas al día, siete días a la semana, sin que sea imprescindible la interacción humana.
Eso permitió reducir el coste de las operaciones, lo que finalmente permitió transferir el ahorro a los clientes.
La diferenciación de producto como ventaja competitiva
Sobresalir en un aspecto de nuestro producto o servicio es otra forma de situarnos en el top of mind de los consumidores.
¿Y si fuéramos capaces de entregar la mercancía más rápido que nuestros vecinos?
¿Y si pudiéramos garantizar un estándar de calidad que rozara la perfección?
¿Y si estuviéramos preparados para fabricar casi al mismo tiempo referencias con formatos diferenciados?
¿Y si nuestros empleados pudieran dedicarse en mejorar nuestras soluciones a través de la I+D al quedar liberados de los trabajos manuales, repetitivos y tediosos?
Todo ello es posible con la implementación de soluciones automatizadas que nos garanticen una precisión a prueba de bombas. Que apliquen la fuerza exacta y necesaria a la hora de atornillar una pieza. Que sigan los mismos criterios objetivos al analizar la validez de un producto gracias a la visión y la inteligencia artificial. Que sean ágiles y versátiles para cambiar de formato en pocos clics. Que persuadan a los empleados para actualizar sus competencias en vez de entretenerlos en labores físicas y de bajo valor añadido.
En todas estas mejoras que pueden impregnar cada eslabón de una empresa, se esconde una posible ventaja competitiva.
Tanto el precio como la diferenciación: la ventaja de las soluciones automatizadas
Aunque hemos distinguido las ventajas competitivas por precio y por diferenciación de producto, en realidad unas y otras pueden estar muy relacionadas y no tienen por qué ser incompatibles.
Al efectuar un estudio de viabilidad para tu proyecto de automatización colaborativa, no solo valoraremos la optimización de precios o la preservación del servicio y de las cualidades de tu producto por separado. Al contrario, consideramos que las soluciones automatizadas hacen posible la excelencia en el servicio y los precios ajustados al mismo tiempo.