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LA SOLUCIÓN
Paradigm solicitó los servicios de un experto en la industria especializado en aplicaciones robóticas, lo cual hizo que la empresa se diera cuenta de que los robots colaborativos de Universal Robots podían ser una solución al reto Midnight Cherry.
«Los robots colaborativos eran una tecnología nueva y dieron pie a investigaciones posteriores. Este tipo de robots nos permitió tener a una persona y a un robot trabajando en un mismo espacio. Ahora están trabajando en una operación tipo péndulo en la que se pueda interactuar de forma segura, lo que permite al trabajador comprobar si el robot ha hecho una cantidad adecuada de trabajo antes de que se le encargue a trabajador el pulido final. Es un tipo de operación codo a codo», afirma Phillips, haciendo hincapié en la sencillez de la célula robotizada.
«Por lo general, con toda la protección física que se necesita para que la célula de trabajo sea segura para las personas, hay un período largo de implementación. El robot cartesiano necesitó cinco meses. Desde el momento de la llegada del robot de UR, la implementación duró algo más de un mes».
Dicha implementación resolvió el trabajo acumulado de Paradigm con respecto a sus populares cajas y aumentó la producción en un 50 %. Antes de elegir el robot UR, Paradigm llevó a cabo una investigación exhaustiva del mercado de robots colaborativos.
«Cuando nos dimos cuenta de que un robot colaborativo era una alternativa viable para nosotros, hicimos los deberes y evaluamos todas las alternativas que ofrecían los diferentes fabricantes. Averiguamos que, en nuestro caso, el robot de UR no solo era el mejor robot para este tipo de aplicación, sino que también era el más rentable», afirma Phillips, quien además mencionó el modo de fuerza regulable incorporado del que disponen los robots UR como otro factor decisivo.
«Si se aplica demasiada fuerza, la superficie se calienta y los resultados serían totalmente contrarios a los esperados. Por ese motivo, contar con un robot que trabajara con una fuerza específica era una gran ventaja. Sabíamos de la existencia de tecnologías que cuentan con un sistema de retroalimentación de fuerza, pero realmente eran igual de caras que el robot UR entero. Por ese motivo fue muy emocionante descubrir que incorporaba la retroalimentación de fuerza dentro de su estructura», dice el gerente de Servicios de producción de Paradigm, que actualmente investiga las futuras aplicaciones de los robots UR.
«Deseamos poder utilizar Universal Robots en nuestros diversos procesos de pulverización de pintura. Además, vamos a introducir una nueva línea de altavoces con forma parabólica. En su fabricación pudimos utilizar el modo de fuerza regulable, el cual nos permite establecer una fuerza concreta en un punto específico del recorrido del robot. Esto será muy útil cuando haya que lijar las caras que no son planas».